“El Alguacil” del autor español Carlos Pérez Casas y traducida en italiano por Alice Croce Ortega, es una novela ambientada en España a finales de 1134. Estamos en plena “Reconquista”. Los musulmanes habían invadido gran parte de la Península Ibérica, pero algunas zonas, más o menos grandes, siempre se resistieron y permanecieron bajo el dominio del poder cristiano.
Abro ahora un pequeño paréntesis sobre la Reconquista española, para aquellos lectores que quieren empezar a leer esta novela, pero no conocen demasiado los hechos históricos que estaba viviendo España en esa época. Sin embargo, deseo enfatizar que el autor, en la introducción de la novela, da una explicación bastante exhaustiva de la Reconquista, aunque, y con razón, de forma muy concisa. La Reconquista española, que podemos definir como la recuperación de Al-Ándalus por parte de los cristianos, fue un proceso largo: ya en marcha entre los siglos VIII y IX, continuó hasta 1492, con la caída de Granada. A partir de 1102 la empresa militar de la Reconquista fue convirtiéndose en algo cada vez más parecido a una cruzada (según muchos historiadores, la Reconquista española fue la primera cruzada propiamente dicha).
Centrémonos ahora en la novela. La acción se desarrolla en Lacorvilla, un pueblo no muy lejos de Aragón. En él viven simples campesinos y pastores, gente humilde entregada al trabajo, al trabajo duro, que sigue el ritmo lento y monótono de los días y que parece resignada a una vida de penuria, pero a la vez satisfactoria por estar sujeta a largos períodos de paz, es decir un lugar tranquilo donde criar a su familia ciñéndose a las tradiciones más básicas: ¡que ven a los hombres en un lugar y a las mujeres en el rincón! Así es como las cosas han estado funcionando durante mucho tiempo en Lacorvilla, pero en breve algo va a pasar que influirá en el día a día de los tranquilos vecinos de la aldea.
En Lacorvilla vive Jimeno con su familia y con todo su poder, pues es el alguacil de estas tierras. Jimeno en su juventud había sido un valiente guerrero y, al regresar de la guerra, el señor del castillo, don Yéquera, le había concedido ese cargo: el antiguo soldado ahora vela sobre la seguridad de sus vecinos y administra la justicia, como es su deber. Si embargo, lo hace a su manera.
Durante la reconquista, en la Península Ibérica los enfrentamientos y las sublevaciones eran muy frecuentes. Y de forma parecida a lo que ocurría en el resto de Europa por esos tiempos, alrededor de muchos pueblos había pandas de bandidos y malhechores más o menos organizados, siempre listos para atacar. Pues bien, de pronto Lacorvilla debe enfrentarse a una amenaza: los Albares, bandidos muy bien equipados y adiestrados, se han instalado en los bosques de los alrededores del pueblo y se preparan a hacerse con él.
Jimeno, sin embargo, no tiene solo un enemigo, si no tres: el Caballero del Invierno, Sancho el Negro y los Albares.
– El Caballero del Invierno es un personaje enigmático, que aparece de la nada con su valiente escudero para reclamar sus tierras, pues asegura ser el único hijo de Don Yéquera. Sin embargo, el viejo Señor del castillo no puede testificar en su favor, pues justo antes de que nuestro caballero aparezca, su supuesto padre ha muerto a manos de los Albares. ¿El Caballero del Invierno, que mientras tanto nos hace saber que ha regresado de Tierra Santa después de luchar en la cruzada, será realmente lo que dice ser o es solo un farsante? A pesar de todo, durante la batalla contra los Albares luchará con valor en defensa de los vecinos de Lacorvilla.
– Sancho el Negro es un carbonero que vive en la miseria, a quien la vida nunca ha concedido ni una sola alegría, y que se ve envuelto en acontecimientos que le superan: lamentablemente su vida, ya tan dura, será cada vez más difícil. Vive de su trabajo, del carbón de su carbonera, ganando lo que puede para sobrevivir un invierno tras otro junto con su único hijo, un joven sano y fuerte, a pesar de la pobreza en la que ha vivido desde que nació. El joven, ante el peligro de los albares aprende rápidamente el arte de la guerra y a utilizar la espada con gran facilidad. El Caballero del Invierno lo nota y lo anima a luchar, a ser valiente; le enseña todo lo que hay que saber para ganar en la batalla y regresar a casa sano y salvo. El joven es muy espabilado y aprende rápido.
– Y los albares son los albares, bandidos que han decidido que Lacorvilla será su próximo objetivo y están decididos a conquistarla para obtener un rico botín: ¿serán capaces de lograr su hazaña? ¿O se verán obligados a escapar como cobardes?
Lacorvilla está a punto de ser atacada por hombres que parecen muy hábiles y capaces en la batalla, pero ¿los vecinos están preparado para defender el poblado? Es una aldea demasiado pequeña para tener ni siquiera un pequeño grupo de soldados para protegerla. Los únicos veteranos de guerra son el alguacil, Jimeno, y el posadero, Bermudo, así como el Caballero del Invierno y su escudero, veteranos de muchas batallas en Tierra Santa. Parece una batalla perdida. Y el precio sería altísimo, pues todos saben que los albares no perdonan a nadie, donde pasan arrasan y matan a todos los habitantes de cada pueblo que cae en sus manos: hombres, mujeres, ancianos y niños. Entonces, ¿cómo proteger al pueblo de una amenaza tan terrible? Jimeno decide intentarlo: los hombres serán adiestrados al uso de las armas y, algunos más, otros menos, todos se comprometen y empiezan a conocer los secretos de la guerra. Y los vecinos de Lacorvilla, que nunca han visto una auténtica batalla en toda su vida aprenden los rudimentos de la lucha gracias a Jimeno, al posadero. y también al Caballero del Invierno. Pero ¿cómo pueden un granjero, o un pastor, o un humilde artesano, que nunca han empuñado antes una espada o un arco, aprender en tan poco tiempo a usarlos, a hacer los movimientos correctos, en el momento adecuado, a vencer a un enemigo tras otro, tratando regresar a sus casas vivos y posiblemente sanos?
Nada es imposible, y la familia, el hogar, vienen, ante todo, incluso antes de la vida misma.
La batalla de Lacorvilla será feroz y sangrienta, pero su destino lo decidirá el ingenio de los que la mayoría consideraba incapaces de luchar en una autentica batalla, y no las espadas. El equilibrio de poderes en la aldea cambia, y lo que al principio parece el típico final feliz, de pronto se convierte en un misterio y en una súbdola lucha por el poder, donde los antiguos rencores salen a la luz del día y se cobran sus víctimas.
Impresiones y sugerencias: la lectura ha sido muy placentera y me ha enganchado desde el principio. El estilo del autor es excelente.
Uno de los protagonistas de la novela es la batalla para liberar a Lacorvilla de la amenaza de los Albares, pero no debemos olvidar que la Edad Media también es mucho más. No se trata de un millar de años de batallas y se acabó. Suelo notar que los más interesados y preparados en abordar, a veces muy minuciosamente, las batallas medievales son los autores varones, a diferencia de las damas, que, en mi experiencia, describen guerras y batallas dándoles un poco menos espacio y/o con menos detalle.
En mi opinión, es una novela apta para un público con algo de conocimiento de la historia de la Edad Media, por lo que creo que puede ser mejor apreciada por un lector adulto. Elección que considero completamente positiva.
Al leer la novela, encontré cierto número de onomatopeyas, que obviamente forman parte de la elección de estilos del autor; sin embargo, os comparto que personalmente no me gustan demasiado en una novela apta para un público adulto. Las onomatopeyas se encuentran principalmente en cómics o novelas infantiles y son, en mi humilde opinión una vez más, mucho más adecuadas en textos que tratan de “temas más ligeros”.
He notado poquísimas erratas, algo que me ha sorprendido muy gratamente; en mi opinión, signo de una excelente edición y traducción.
El giro final es algo increíble: en cuatro líneas el lector comprende lo que mientras leía la novela solo ha podido intuir, y no las tengo todas conmigo. Un final por todo lo alto que os va a dejar boquiabiertos, como me dejó a mí.
Recomiendo la lectura de “El alguacil” a todos los lectores amantes de la Edad Media en busca de una novela ambientada fuera de Italia.
Título: El Alguacil
Autor: Carlos Pérez Casas
Editor: independiente
Paginas 240